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Por ello, y como instrumento de nuestro patrimonio cultural debemos impulsarlo, cuidarlo y respetarlo.

Aunque siempre han estado presentes en los escenarios, en los últimos años por suerte estamos viendo mayor presencia de castañuelas ¿Por qué?

La respuesta es bien sencilla, las principales figuras actuales de la danza y el flamenco, el espejo donde se miran los que empiezan, hacen uso de ellas en sus obras y espectáculos.

Olga Pericet, Premio Nacional de Danza 2.018, Daniel Doña, Premio Max 2.019, Estela Alonso, máxima representante de la escuela bolera, el bailarín Pablo Egea o la joven promesa catalana Pol Jiménez, entre otros muchos, son un claro ejemplo de ello. 

Pero de entre todos ellos, creo que es justo destacar a Antonio Najarro, por suerte para todos los que amamos la danza española, Director del Ballet Nacional de España durante los últimos 8 años.

Gracias a su labor, el BNE es sin duda en la actualidad el mayor exponente de la danza española, mostrando todos sus estilos en los más importantes teatros del mundo, mezclando tradición y vanguardia. Porque la danza española, como bien siempre define y defiende Antonio Najarro se divide en cuatro estilos, la escuela bolera, la danza clásico española, el folclore y el flamenco.Y en todos ellos suenan y siempre deben sonar las castañuelas.

Es por ello por lo que podemos afirmar que el bailarín del BNE está entre los bailarines mas completos del mundo, ya que debe dominar perfectamente los cuatro estilos, teniendo que ser para ello por obligación un virtuoso de las castañuelas.

Desde aquí hago una humilde petición a Rubén Olmo, quien será nuevo Director del Ballet Nacional de España a partir del próximo mes de septiembre, que siga dándole a las castañuelas el protagonismo que se merecen dentro del BNE, deseándole para ello toda la suerte del mundo.

 ¡Vivan las castañuelas!